En un rincón del corazón del Eixample barcelonés, esquina entre el Passatge Mercader y la calle Mallorca, se alza el edificio modernista que acoge a El Mercader de l'Eixample, un restaurante de cocina catalana tradicional y, a la vez, ecológica y km 0 de Barcelona que apuesta por la cocina de producto, ecológica y de proximidad.
En El Mercader de l'Eixample priorizamos los productos que proceden de la agricultura cercana y ecológica, utilizamos alimentos de temporada, evitamos el uso de transgénicos, recuperamos productos del Arca del Gusto y los Baluartes del Slow Food y cocinamos pescado capturado de forma sostenible.
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En la cocina de El Mercader de l'Eixample se preparan platillos que siguen la ética de producto limpio, Km o y Slow Food. En su carta no hay nada al azar y es por eso que los calamares son de potera porque, además de ser deliciosos para el paladar, éste método de pesca no daña el fondo marino; el bonito se pesca en la costa catalana, por tanto, es producto de proximidad; asimismo, el pollo de corral viene de la Torre de L'Erbull de Tremp; por su parte, los platos elaborados con legumbres irán cambiando según la temporada, así como el arroz, que siempre será del Delta del Ebro. El bacalao será también estacional y, cómo no, el acompañamiento de cada plato irá variando según los productos que ofrezca la tierra en las diferentes estaciones.
Para ello, El Mercader de l'Eixample cuenta con un huerto ecológico de 300 m2 en el Parque de Collserola, certificado por la CCPAE, que sirve para abastecer parte de las verduras ecológicas que se cocinan en el restaurante.
La carta:
La primera "Picoteo de la barra del Mercader": tradicional secallona, en este caso ecológica y km 0; las anchoas de l'Escala; las aceitunas de Las Garrigas; los ibéricos o las chips de Meià ecológicas.
La segunda "Los clásicos del Mercader" las croquetas, el canelón, los chipirones, el fricandó, el entrecot o la ensalada de bonito escabechado.
Las "Sugerencias de temporada" que irán cambiando según los productos estacionales. En ella se puede elegir entre cuatro platos elaborados con verduras, uno de arroz, uno con legumbres, un pescado y un postre estacional.
Los postres no podía faltar la crema catalana recién quemada con carquiñolis, pero también las catanias de Vilafranca, el surtido de quesos de pastor con membrillo y nueces, los buñuelos del Empordà o el chucho de Girona con chocolate caliente.
Recuperar la Barcelona de siempre. Se ha respetado la arquitectura original del piso de l'Eixample en el que se ubica el restaurante...
Una mágica terraza privada, en la que tienen cabida unas veinticinco personas, da la bienvenida a los comensales. La barra es el centro neurálgico del espacio. Su pared trasera hace un guiño estético a las diferentes opciones gastronómicas que ofrece El Mercader, con tres formas geométricas.
El círculo representa la carta de la barra, en la que se puede degustar buen producto para picar; el cuadrado simboliza la carta fija con los platos de siempre, y el hexágono, la carta estacional que va cambiando a lo largo del año. A continuación está la cocina abierta que puede verse desde todos los ángulos.
Una escalera lleva al salón privado denominado "La Checa del Mercader" con capacidad para hasta 20 comensales.
Slow Food es una asociación internacional que "se opone a los efectos devastadores de la cultura fast food, que estandariza los gustos y los sabores". Promueve los beneficios del consumo de alimentos locales, impulsa programas de educación del gusto y trabaja para salvaguardar y promocionar una conciencia pública de las tradiciones culinarias.
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